Diario TortugaEn noviembre próximo arrancará un nuevo juicio por delitos de lesa humanidad en la Provincia de Córdoba, que juzgará imposiciones de tormento, homicidios y privaciones ilegítimas de la libertad agravadas, perpetradas entre marzo y julio de 1976. Entre los imputados se encuentran los altagracieneses Roque Cámara y José Antonio Cuello; y entre las víctimas, Hugo Pavón, artesano, ex estudiante del Obraje, desaparecido hace más de cuatro décadas.

Este juicio, denominado “SORIA Santiago Rufino y otros p.ss.aa. Homicidio Agravado con ensañamiento –Alevosía- (Expte. FCB 35022545/2012/TO1)” tendrá a Julián Falcucci como presidente del Tribunal Oral Federal número 1, junto a Jaime Díaz Gavier y Fabián Asís. La Fiscalía estará a cargo de Maximiliano Hairabedián. La causa investiga delitos de lesa humanidad cometidos contra 16 víctimas. Cuenta con una docena de testigos y los siguientes 22 imputados: Abregú, Ramón Ernesto; Acevedo, José; Aguirre, Nicolás Miguel; Antón, Herminio Jesús; Astrada, Antonio Apolinar; Barrionuevo, Delfín Jesús; Bustamante, Miguel Ángel; Cámara, Roque; Carrera, Patricio; Cuello, José Antonio; Gallego, Aurelio; Gómez, Miguel Ángel; González Navarro, Jorge; Isaía, Roberto Andrés; Juncos, Roberto; Montiveros, Gilberto Antonio; Bustos, Pedro Nolasco; Núñez, Víctor Hugo; Pérez, Hugo Oscar; Perrín, Ricardo; Rocha, Fernando Martín; y Zalazar, Ramón.

En diálogo con Radio Tortuga 102.7, Clarisa Villares, vecina altagraciense y trabajadora del Archivo Provincial de la Memoria, explicó que este juicio “juzga víctimas de un corto período, en general por apremios ilegales, privación ilegítima de la libertad y homicidio, con responsabilidad de Policía de la Provincia de Córdoba y un militar por cadena de mandos”.

APARECER A PAVÓN

Además de Clarisa Villares, también fueron invitados por la Radio Tortuga 102.7 a conversar sobre la trascendencia de este juicio, Luis Rosanova y Susana Salas, historiador y periodista respectivamente, vecinos de Alta Gracia, quienes hace más de una década, en un principio fortuitamente más de manera comprometida y continuada, vertieron en la opinión pública los primeros indicios sobre la vida, militancia, detención y posterior desaparición de Hugo Pavón.

Según lo que se ha logrado reconstruir, a partir del trabajo historiográfico y periodístico de Rosanova y Salas, ordenado y completado por el Archivo Provincial de la Memoria, Hugo Pavón, con 20 años fue secuestrado de su casa de Avenida del Libertador al 1700, el 30 de abril de 1976 por personal de la comisaría de Alta Gracia, por instrucciones del Departamento de Informaciones (D2) de la Policía de la Provincia de Córdoba. Habría sido detenido junto a dos personas que estaban con él, en presencia de su madre, en el marco de un monumental operativo a las siete y media de la tarde.

Villares precisó que “la mamá de Hugo declaró -en los años 80- en el legajo de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) que además de secuestrarlo con violencia y romper cosas de la casa, le robaron”. Según relatos de testigos, Pavón habría sido llevado esa noche a la comisaría de Alta Gracia, donde habría pasado la noche junto a los otros dos detenidos, desde donde se lo habría trasladado al D2 de la capital provincial. Incluso se estima que en el camino, se le habría practicado un simulacro de fusilamiento.

En el D2, Pavón y los otros detenidos sufrieron torturas. A partir de un libro de guardia de la Alcaidía, se certifica que el 3 de mayo fue conducido a la Jefatura de la Policía. Las personas detenidas con Pavón fueron liberadas el 4. El libro de guardia de Infantería deja constancia de que el 6 de mayo a las 20.15 se le habría dado la libertad a Pavón. Se estima que es allí cuando se lo asesina y se desaparece su cuerpo.

A su madre, dos días antes, cuando fue a preguntar al D2, se le comunicó que Pavón se había ido. Se le entregó un reloj y el DNI del joven y se le dijo que lo esperara en casa, que ya iba a llegar. A partir de allí, se desconoce completamente qué fue lo que ocurrió con Hugo Pavón. La mujer esperó en silencio durante muchos años y murió de tristeza, resguardando bajo llave la habitación del joven, intacta, como quedó cuando él se fue, con la cama tendida y una pintura de Mafalda en la puerta.

Durante más de tres décadas, la desaparición de Hugo Pavón no trascendió en Alta Gracia, hasta que un fortuito encuentro de Luis Rosanova con una tía del muchacho, en la casa de Avenida del Libertador, derivó en una investigación junto a la docente y periodista Susana Salas que se publicó en su momento en el semanario Nuevo Sumario.

Diez años después, el rostro de Hugo Pavón flamea cada 24 de marzo como bandera en la marcha de Alta Gracia por Memoria, Verdad y Justicia y su nombre precede al grito de PRESENTE colectivo, junto al de Carlos y Alicia D’Ambra, y de Luis Agustín Carnevale, como desaparecidos del Departamento Santa María.

Villares se entusiasma con que de aquí a noviembre, nuevos testigos puedan aportar datos importantes para quebrar tantos años de silencio. Rosanova y Salas.