Por Fabián García– La misión fundamental del peronismo cordobés hoy, es ganar la elección provincial y después, en la nacional, «ver qué pasa». El escenario abierto condiciona decisiones.

Un veterano dirigente del peronismo dice que por ahora el proyecto de José Manuel De la Sota para buscar la presidencia en 2019 corre en soledad. “El Gallego cree que puede, pero el Gringo está convencido de que hay que ir por partes y tampoco coincide con la idea de construir una oposición real a Macri. Le dio un medio sí, como para que no quede huérfano en el intento de armar su candidatura, pero el PJ provincial ahora lo maneja él. Y a su vez, el Gallego cree que Juan está equivocado en esto de elegir peronistas para agrandar UPC y no meter a todos adentro. Tengo entendido que se lo advirtió cuando se reunieron. Los dos coinciden en que es necesario ganar la provincia, es el reaseguro de todo, pero por abajo fijate que los muchachos de uno y otro lado estamos tratando de hacer la nuestra y hablando demasiado en voz baja”.

Eso se expresa también en ámbitos locales: por ejemplo, en Villa María, donde Eduardo Accastello dice que enfrentará a Martín Gill, un ex delfín suyo ahora alineado con Schiaretti.

Sin embargo eso sería la menor de las novedades, la mayor es que está hablando con los delasotistas del “pago chico” para jugar la candidatura local y también habría hablado con el mismo De la Sota. Ni uno ni otro confirman oficialmente la conversación, pero todo el mundo asegura que existió. El otro elemento, que comentan algunos delasotistas, es que el ex intendente de Villa María estaría dispuesto también a jugar en el escenario provincial. Ese es un mensaje por elevación a Schiaretti: Accastello no iría por dentro del PJ, lo haría por fuera, en una evental lista K. Si eso sucede,  la estrategia del PJ oficial -que imagina una boleta kirchnerista no-peronista- podría hacer agua.

Es un mensaje por elevación a Schiaretti: Accastello no iría por dentro del PJ, lo haría por fuera, en una eventual “lista K”. Si eso sucede,  la estrategia del PJ oficial -que imagina una boleta kirchnerista no-peronista- podría hacer agua. 

Para el gobernador, el objetivo principal es su reelección. Su estrategia para eludir la crisis económica derivada del ajuste es sostener la obra pública con financiación externa y aparecer frente a la opinión pública como alguien “sensato y racional”, que no pone palos en la rueda. La idea central tiene dos andariveles: uno, que haya comparación Nación-Provincia en cuanto a obras; otra, que el electorado cordobés -globalmente afín a Macri- no lo vea como un “enemigo” del presidente. Mientras que la herramienta electoral sería una alianza “selectiva” de peronistas y otros sectores afines.

De la Sota, en cambio, está convencido desde la sanción de la reforma previsional a fines del año pasado, que es necesario diferenciarse del gobierno nacional porque el descontento social va a crecer de manera proporcional al ajuste y que para ganar, hay que “poner” a todos los peronistas en una misma bandeja. Al igual que buena parte de los consultores políticos, considera que hay que prepararse para la segunda vuelta, no para la primera. Por eso considera que Cristina Fernández no es la candidata ideal, ya que le costaría mucho conseguir una victoria en el ballotage. Sin embargo, está convencido, a diferencia de Schiaretti, que CFK debe estar en el armado peronista, porque sin ella es imposible siquiera “imaginar” una victoria en octubre.

Su principal problema de “marca”, es que Felipe Sola salió a ocupar el mismo andarivel y con la misma receta: “todos unidos, triunfaremos”.

El principal problema de “marca” de De la Sota, es que Felipe Sola salió a ocupar el mismo andarivel y con la misma receta: “todos unidos, triunfaremos”.

Schiaretti le dio un medio sí, porque en las mediciones que mira regularmente ve que al Gallego no le alcanzaría para llegar a ser “el candidato”. También considera que el matrimonio Macri-electorado anti-Cristina no se rompió, ni se romperá todavía. Por eso, acordó tirar en yunta para ganar la provincia y después ver. “Íntimamente -especula un dirigente sindical peronista-, el Gringo cree que no habrá después”.